Lafrase “Marcho que teño que marchar” se convirtió en una forma coloquial de expresar la necesidad y el deseo de emigrar en busca de un futuro mejor. A lo largo de los años, esta expresión ha evolucionado y se ha convertido en parte del vocabulario cotidiano de muchas personas en Galicia y en otros lugares con influencia gallega.
Alos pocos días de esa proclamación, que el poeta vivió y recordó asomado al balcón del ayuntamiento de la ciudad castellana desde el que izó la bandera tricolor, se acordó por decreto que esa fuera la enseña del restaurado régimen, tal como se puede leer en el primer artículo de la nueva Constitución, cambio al que acompañaría después el delMarcho que teño que marchar” llega con programaciones electrónicas suaves y con los coros de los niños y niñas del CPI Mestre Manuel Padín Truiteiro (Soutomaior, Pontevedra). Ritmos modernos que se mueven entre la indietrónica reposada de The Postal Service y el rapeado infantil con vocación poética
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